lunes, 24 de diciembre de 2007

Felicitaciones!




Este humilde blog se va de vacaciones, así que aprovecho para enviarles a tod@s l@s lector@s una trillada pero sincera felicitación.

Que pasen feliz Navidad y que el inicio del año 2008 sea esperanzador (a pesar de todo).

Coman y beban con moderación.
Hagan el amor en exceso.

Son mis mejores deseos...


FELICIDADES!



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martes, 18 de diciembre de 2007

Duele escribirnos

Escribo un poco acerca de casi todo. Me imagino poeta. Algunos me lanzan flores y yo sigo empeñándome en remover, ilusionado (o iluso), la tierra de mis macetas inspiradoras.

Pero hay cosas de las que no puedo escribir porque me duelen. Así como hoy que no sé hablar del amor, ni de los sueños compartidos, ni de la cama tibia.


No de tu silueta al amanecer,
no de los besos,
no de mi paz ni de mi esperanza.

Hoy me duele escribir, escribirnos.

Hoy tengo miedo de que a esta hoja se la coman las ratas.

Cuando termine de escribir la tiraré al fuego y guardaré las cenizas
por si a alguno de ambos se nos ocurre esparcirlas
en señal de respeto o de nostalgia
el día de nuestro funeral




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martes, 11 de diciembre de 2007

Quintaesencia














¿Qué vendrá después de nuestro silencio
la roca, el trueno?
¿Qué meteoro volcará nuestras quietudes
el torbellino, la marea?
¿Seremos tú y yo islas serenas?
¿Fuegos distantes, nieves eternas?

Dónde van a vivir mis respuestas
Dónde anidará tu quintaesencia

¿Quién será capaz de despertar al río
mi pasión alta o tu albedrío?
¿Cuál es la lluvia que dará vida a mi desierto
la brisa leve o tempestad sin sueño?
¿Vendrá tu fantasma o plena tu presencia?

Dónde van a vivir mis respuestas
Dónde anidará tu quintaesencia




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lunes, 3 de diciembre de 2007

Predicción

Nos miramos en la noche. Reímos, le gustó mi sonrisa. Me gustaron sus labios, sus piernas, el vértice de su espalda. Lo erguido de sus pechos. Su voz como de caracola. Lo que brillaba al fondo de sus ojos.
Guardamos silencio, hablaron nuestras bocas y narices, mis manos, su piel erizada, nuestros ojos cerrados a lo razonablemente correcto. Las respiraciones acelerándose rumbo al hermoso abismo.
Nos desnudamos. Tiramos al piso una a una las prendas del pudor, de la ignorancia, del pecado, de la calma.
Nos envolvimos en la ansiosa paradoja de querer alcanzar la otra orilla aferrándose a la noche con uñas y dientes, con jadeos anticipando el inevitable irse.
Nos despedimos con un dejo de nostalgia adelantada.
Me fui ligero, feliz y agradecido.
Me miró sin exigir, sin pedir nada, sin forzar el destino, hermosamente sabia, escudriñando pacientemente hacia el futuro.
-Imagen tomada de: www.ymipollo.com