
Quiero encaramarme a ti
La mirada como sol de mediodía
La lengua que inicie terremotos
El pecho, hecatombe oceánica
Mis brazos procurando resguardo a las mareas
A mi ombligo, arremolínense rachas ciclónicas y centellas
Las piernas, febriles maderos enraizados en deseo
Cuerpo ardiente, desde la tierra y el cielo a
mi sexo, torrente de fuego, isla de volcanes desbordados que fecundan los incendios